El concierto de Marea el pasado 5 de agosto fue el primero del ciclo de conciertos del Área 12 de Alicante
El sábado 5 de agosto, Marea tocó en el Área 12 de Alicante, siendo el primero de los conciertos programados en el recinto ferial de Rabassa. El grupo navarro regaló dos horas de música en las que conquistó a los alicantinos. Antes de ellos, tocó el grupo Bocanada, que los acompañó como teloneros.
A las 22 horas, comenzó el concierto los navarros Marea, con un vídeo de caballos galopantes acompañados de un tablao flamenco que ya auguraba cómo iban a ser las siguientes dos horas. Entre vítores y manos alzadas, Kutxi Romero (vocalista) entonó la primera canción, ‘Otra cicatriz’.
A esta, le siguió una setlist que convirtió el recinto en una ‘marea’ de emociones. Continuarón canciones con solos de guitarra, como ‘Más me duele a mí’; clásicas del grupo, como ‘En tu agujero’; más lentas, como ‘Te voy a decir la verdad’, e incluso ‘El trompo’, una cover del grupo de rock ‘Barricada’.
Marea consiguió acercarse a un público que, ataviado en camisetas de la banda y con mucha fuerza, coreaba todas sus canciones. Kutxi consiguió que hasta las nuevas canciones, «iguales que las antiguas», fuesen escuchadas con fuerza dentro y fuera del recinto.
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Bocanada, perfectos teloneros
Antes de que Marea llegara al escenario del Área 12 de Alicante, el escenario se abrió para recibir a Bocanada, un grupo navarro que, en 45 minutos, consiguió que todos los presentes se rindiesen a sus pies. Un jovial Martín (vocalista) avisaba al inicio que para la última canción se corearía el nombre del grupo. Y, dicho y hecho, sucedió.
El concierto comenzó con una promesa de «noche ardiente» con la canción ‘Para Siempre’. Le sucedieron otros temas del grupo, como ‘Más animal’, ‘Mala hierba’ o ‘Campo a través’. Fue un setlist completo que no se dejó atrás ninguno de sus temas más conocidos y vibrantes.
Pero el concierto de Bocanada no fue sólo música, también hubo conexión. El vocalista fue capaz de ganarse al público también con la palabra.
El humor fue el arma principal de Martín, que bromeaba con ser un grupo pequeño al que no vería nadie si no fuese por Marea. Y, como resultado final, unos espectadores que cada vez que la música paraba se hacían un poquito más fans de Bocanada.
Acabó el show con un cantante desmelenado, sin camiseta y que se lanzó al público ante un espectacular atardecer y unas personas que ya eran, casi, una afición.